lunes, 3 de septiembre de 2012

CUENTO: "LA REMERA MÁS QUERIDA"

Pantalón azul, verde o rojo es indiferente, pero la remera es siempre la misma y la lleva a todos lados. Convertida en gris, ya que por el uso pedió el negro original, y con un dibujo verde indescifrable en el pecho que a Atilio le encanta. La usa tanto para dormir, como para ir al colegio o también para jugar a la pelota debajo del uniforme del Deportivo Valle. Camiseta de la suerte dice el chico de doce años que brilla a pura gambeta en los partidos del campeonato barrial, en donde la gente futbolera le proyecta un futuro de estrella en el plano internacional.
   
   Hace dos años que esa prenda llego a sus manos de parte de Rodrigo, su socio en la delantera del equipo que compartían, en donde protagonizaron partidos para el recuerdo de todos los presentes. Pase de uno y gol del otro eran tan habituales como las hamburguesas que después de cada encuentro pagaba el tío de Roque, el dos rustico pero con presencia del Deportivo. O sea que cada Domingo era muy esperado, ya que los chicos tenían fútbol y luego los sanguches para recargar las energías perdidas por tantas corridas en el juego.
   
   Largas tardes compartían Atilio y Rodrigo en el barrio y en el colegio. Charlas y picardias más de hermanos que de amigos. Ambos provenientes de familias humildes, muy respetuosos con la gente, pero sobretodo con la pelota. Siempre balón al pie y toque para el compañero mejor ubicado. Daba gusto verlos jugar juntos, ya que nunca renunciaban a jugar buen fútbol y a divertirse. Paredes, tacos, rabonas, caños y obviamente goles eran parte de su amplio repertorio, lo que provocaba la llegada de gente de otros barrios para ser testigos de semejantes exibiciones.
   
   Atilio era un enganche rápido y con gran visión de juego que además llegaba al gol, en tanto que Rodrigo era un delantero de buen físico que marcaba la diferencia con su potencia. Ambos hijos de comerciantes pequeños de la zona, de esos que sus negocios les dejan más perdidas que ganancias. Pero a pesar de las falencias económicas nunca, o casi nunca, les faltó el pan sobre la mesa. El padre de Atilio, un kiosquero de toda la vida y trabajador como pocos nunca se ausentaba de los partidos, en tanto que Rodrigo o "el Fierrito" era el hijo del mecánico del barrio. Tiempos de sacrificio, esfuerzo y sobretodo muchas alegrías tanto dentro como fuera del campito.
  
   Como olvidar la final del campeonato cuando Rodrigo y Atilio deleitaron a todos los presentes con toques, gambetas y goles. El Deportivo Valle arraso en ese partido definitorio con un siete a uno contundente. Encuentro recordado por el gran despliegue futbolistico y porque fue el último en el que las dos extrellas en potencia compartieron una cancha juntos, ya que pocos días despues a Rodrigo le diagnosticaran una enfermedad irreversible, cruel enfermedad que en poco tiempo se llevo para siempre a este pibe de tan solo diez años de edad. Desde ese momento Atilio utiliza todos los días una remera negra-gris con un dibujo verde indescifrable, la camiseta que Rodrigo le dejo antes de partir y que su compañero de vida cuida como su tesoro más preceado.
  
   Ya no comparten la cancha. Pero en cada jugada, cada pase, cada gambeta y cada gol Rodrigo esta presente en el corazón de todos los jugadores del Deportivo y sobretodo en el de Atilio que nunca olvida en cada festejo, con camiseta levantada incluida, a su compinche de la vida y de la cancha.


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gonzaloperiodista77@gmail.com
 
   

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